viernes, 14 de octubre de 2011

Ritual de Beltane. Parte II

Para la realización de este ritual Beltane*, iremos a un bosque, un parque o cerca de un árbol. Si esto no es posible, llevaremos un "pequeño árbol" al círculo, en una maceta; puede ser de cualquier tipo.

Crearemos un pequeño símbolo o amuleto en honor de la boda de la Diosa y del Dios, que luego colgaremos en el árbol. Este amuleto puede ser una bolsita llena de flores perfumadas, uno o dos collares, una corona de flores, lo que la imaginación nos dicte y podamos producir.

Una vez preparado el altar, encendemos las velas y el incensario, y trazamos el círculo. Una vez hecho esto, nos situamos frente al altar y decimos el siguiente cántico de bendición:

Pueda el poder del Uno,
La fuente de toda lo creado;
Inmanente, omnipotente y eterno;
Pueda el poder de la Diosa,
Señora de la Luna;
Pueda el poder del Dios,
Cazador astado, Señor del sol;
Puedan las energías de los espíritus de los Elementos,
Monarcas de los reinos elementales;
Puedan el poder de estrellas arriba y de la Tierra debajo,
bendecir este lugar y este tiempo,
y a mí que estoy con ustedes.

Luego, tomamos nuestra varita mágica, y elevándola decimos:

Oh, Diosa Madre, Reina de la noche y de la tierra;
Oh, Dios Padre, Rey del día y de los bosques,
Celebro su unión, y que la naturaleza goce una explosión de colores y de vida.
Acepten esta ofrenda en honor a vuestra unión.

Ponemos el amuleto en el árbol.

De vuestra unión vendrá una nueva vida;
Una profusión de criaturas vivas cubrirá la tierra,
Y los vientos soplarán puros y dulces.
Oh, Antiguos, ¡Yo celebro con ustedes!

En caso de necesidad, podemos hacer algún trabajo mágico. De lo contrario, continuamos la celebración con la realización del banquete. Levantado al cielo una copa con vino -o con otro líquido-, entre las manos, decimos:

Generosa Diosa de la abundancia,
bendice este vino e infúndele tu amor.
En vuestro nombre, Diosa Madre y Dios Padre,
yo bendigo este vino (o cerveza, jugo, etc.).

Levantado al cielo un plato con torta, pan, bizcocho, etc., con ambas manos, decimos:

Poderoso Dios de las cosechas,
bendice estos dulces e infúndeles tu amor.
En vuestro nombre, Diosa Madre y Dios padre,
yo bendigo estos dulces (o este pan).

Terminado el banquete, despedimos a los Dioses, agradeciendo su presencia, y abrimos el círculo de la manera acostumbrada.


* Este ritual es una adaptación personal del propuesto por Scott Cunningham, en su libro Guía para el practicante solitario.

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