lunes, 31 de octubre de 2011

Umbanda. Parte I

Querid@s tod@s, sabido es que decirse "brujo" en el mercado uruguayo, muchas veces suena en el oído de nuestro interlocutor a "umbanda". Es decir, la imagen que puede crearse en la persona a quien decimos que somos brujos, que nuestra religión es la brujería, la Wicca o una religión neopagana, puede ser la de un practicante de alguna de las religiones afroamericanas. Pues bien, en esta oportunidad quiero compartir con ustedes un excelente artículo sobre dichas religiones en nuestro país, en especial en nuestra capital, Montevideo.

Como cada 2 de febrero, miles de uruguayos bajaron a la costa a curiosear o participar de la fiesta umbandista más popular del año. Y del mismo modo que Mónica S., de 42 años, muchos lanzaron sus pedidos a Iemanjá en su día. Otras "cartas" halladas en la orilla o dentro de los pozos con velas pedían "trabajo" a secas, o "que no se envorrache mas" (sic), o el pedido de auxilio de una madre o padre: "por favor, saca a mi hijo de la pasta".


A finales de los 90`, el fallecido pai Armando Ayala estimó que medio millón de uruguayos acudía regularmente cada 2 de febrero a las playas. Otros hablaron de 50.000. El estudio más serio al respecto lo hizo el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2006, cuando señaló que el 0,6% de los uruguayos (18.000) se declararon afroumbandistas. Muchos más, por supuesto, van a Iemanjá. Lo dice el antropólogo Renzo Pi Hugarte, que lo ha estudiado desde 1985: "El 2 de febrero hay muchos más curiosos que fieles".

Pero más allá de eso, el experto ha advertido un crecimiento de los cultos afro desde el final de la dictadura hasta ahora, movimiento que, según él, se ha estacionado. "No creo que crezca más; ha llegado a estabilizarse porque no todo el mundo va a transformarse al umbandismo, hay que tener un perfil más o menos determinado".
La mae Susana de Andrade, directora de la publicación Atabaque y de la única federación de afroumbandistas (la IFA), asegura que en el país hay 2.000 templos y 300 están federados. Allí concurren los fieles ("hijos de religión" del pae o mae que comanda la casa) y también los "clientes", es decir, aquellos que van para pedir un "trabajo" que los favorezca y pagan por ello; son los que sostienen económicamente al culto.

¿Cuál es el secreto del éxito de la umbanda en Uruguay? ¿Por qué penetró tanto?

Pi Hugarte cree que las características de la religión y el atractivo de la magia son los llamadores principales del credo de origen africano, pero que se desarrolló entre los esclavos que llegaron a Brasil. "La gente busca soluciones inmediatistas a sus conflictos de la vida cotidiana, sobre todo a sus problemas de amor o de trabajo y esas cuestiones suelen ser menores para las grandes religiones, como la católica", dice el antropólogo.

Muchos de los que acuden a la umbanda se declaran también cristianos o de otras religiones. "No ven oposición porque las religiones se encargan de cosas distintas", según Pi.
Cuando en el siglo XIX la ciencia se levantó contra la doctrina religiosa (en especial la católica), atacó aspectos centrales como su versión sobre la creación del mundo y la evolución humana y eso debilitó a la religión, pero no a la magia; esta "se encarga de problemas más inmediatos: la creencia de que una ofrenda, un preparado va a solucionar un conflicto cotidiano siguió lo más campante". De hecho, entre los pedidos que dejó la fiesta de Iemanjá en la playa Ramírez principalmente, nadie pidió la "salvación", ni la trascendencia luego de la muerte, sino soluciones a circunstancias mucho más concretas.

El estudio del INE reveló que los fieles de la umbanda se concentran en Montevideo (60%) y Pi Hugarte lo asocia a "clases bajas, pero no de cantegril". "En líneas generales, el que está en el asentamiento tiene otras prioridades y no se ocupa de que la magia le solucione el hambre, por ejemplo, porque comprueba todos los días que no se la soluciona y tiene que salir él a hacerlo".
El antropólogo también señala que ha entrado en sectores medios: "He visto en la facultad, por ejemplo en la época de exámenes, que hay velas y ofrendas en los baños; piden salvar la prueba".

Otro factor que incide en el mantenimiento y eventual crecimiento de la umbanda es el dinero. Dependiendo del templo y del pae o mae, los "trabajos" van desde los 100 pesos hasta los 3.000 dólares. Los más caros son los "malos", o sea, para pedir el mal de una persona por despecho, venganza o para, por ejemplo, alejar a una persona de un ser querido. Mae Susana reconoce que varios emplean su religión para tales fines, pero los tilda de "espíritus malignos". "Nosotros creemos en la ley del retorno y si hacemos mal, nos regresará el doble", asegura.


La historia del pae Claudio de Bará, de 31 años, puede ser ilustrativa de la creencia. Años atrás y cuando recién se había "recibido", se creía capaz de todo y así, se lanzó a hacer múltiples "trabajos", incluidos los malos. Luego, se lamenta del "castigo": "me enteré de la muerte de mi padre seis meses después de ocurrida, me volvió el mal".


La religión umbandista también genera temor en muchos. Los ritos que incluyen faena de animales (gallinas, ovejas, palomas) y las famosas "macumbas" que aparecen a veces en las calles, avivan el miedo inherente a toda magia. Se trata de ofrendas a los orixás, especie de santos a los que se le pide de acuerdo a sus características particulares. Iemanjá, por ejemplo, es la madre de todos los orixás y Claudio de Bará explica: "No es que no se le pueda pedir amor. El riesgo es que ella pone la sinceridad delante de todo y si esa relación no es verdadera, la va a separar". Así que si el amor entre Mónica S. y Hugo F. es genuino, tendría chances de concretarse.


Los espíritus


La religión umbandista es un culto nuevo, que nació como tal a principios del siglo XX en Rio de Janeiro y de allí se expandió por Brasil y Uruguay. Tiene infinidad de ramas y una mitología muy nutrida, de origen africano sí, pero con elementos cristianos, orientales y un ensamble con el espiritismo que nació en Europa en la Edad Media.
Este último rasgo es también uno de los principales factores de atracción para unos y de temor para otros. Los fieles dicen "incorporar" espíritus en los rituales.

En la playa Ramírez, el 2 de febrero, estaba mae Isabel, de Cerro Largo. A las 11 de la noche, sus hijos y los curiosos formaron un círculo entorno a ella; sonaban los tambores y algunos giraban rápidamente. "Los espíritus están viniendo", explica uno de sus asistentes. De repente, mae Isabel lanza un grito, agarra una botella de cerveza, bebe y escupe a los fieles a su alrededor; "la entidad que incorporé, bendice así", comentó después.


El fundamento del espiritismo radica justamente en que los "incorporados" pueden realizar trabajos, como bendecir. Pero esos espíritus rara vez son los mismos orixás, sino otros personajes, como los pretos velhos (negros viejos) que son sabios para dar consejos, según dicen. O los caboclos, almas de indígenas o mestizos. Todos gustan mucho de la bebida y el tabaco, como de la buena comida. De ahí que abunde este tipo de ofrendas en los rituales.


De religioso a social


El pae Claudio de Bará tiene su "casa de religión" en el barrio Sayago. La que ha tupido de imágenes de los orixás, negros viejos y caboclos. Pero fuera del templo, el pae se hace llamar Claudia, pues es homosexual. "Dentro de la religión, nunca me sentí distinto", dice él y agrega que mantiene el nombre masculino en el ámbito religioso porque "los orixás saben que nací varón".


Renzo Pi Hugarte asegura que el umbandismo tiene para muchos el atractivo peculiar de que no condena ninguna práctica sexual. "Funciona a la vez como contenedor social de estas minorías porque allí encuentran un lugar", dice.
De acuerdo a las cifras del INE, el 57% de los fieles son mujeres y el resto, hombres. En cuanto a las edades, es la única religión del país en que la mayoría de los seguidores son jóvenes: el 1% de los uruguayos entre 26 y 45 años se declara umbandista. Los credos católico y evangélico cuentan con mayor cantidad de jóvenes, pero son menos en proporción a los mayores.

Fabricio, con apenas 20 años, es pae. Tiene su casa de religión en su misma vivienda de Punta de Rieles. Sus "hijos" suman 6 y los rituales por lo general son los fines de semana, como ocurre en la mayoría de los templos. Sus trabajos principales son "sanaciones" o "limpiezas" de casas o comercios para que reine la prosperidad. "Consiste en usar yuyos, leches y otros preparados que se pasan por el suelo para lavar los pisos", explica.


Mae Isabel asegura que lo que más le piden son uniones amorosas, problemas de trabajo y también para aliviar conflictos familiares. Al pae Claudio de Bará, le llegan todos esos problemas y uno nuevo: la pasta base. "Sé de gente a la que le han cobrado un disparate prometiendo una salida, pero eso no lo puede arreglar la religión".


El pae Fabricio práctica lo que se conoce como "umbanda blanca", una de las ramas. Otra y la más temida, es la kimbanda, que es el culto a Exú: "es el mensajero de los orixás, y como tal, lleva lo que sea, bueno o malo", cuenta Renzo Pi Hugarte. Así como Iemanjá se asocia a la virgen de los navegantes, Exú fue homologado al diablo. Su imagen tiene cuernos y cola latigada, sus colores son rojo y negro.
Muchos templos practican esta rama, aunque mae Susana de Andrade asegura que la asociación con el diablo fue un mecanismo de "defensa" de los negros esclavos para infundir temor a los blancos.

En las sesiones de kimbanda llegan también los espíritus de las pomba giras, almas de prostitutas o también de "malandras", según dice Renzo Pi Hugarte. "Vienen en los ritos de kimbanda porque son ellos los que pueden aconsejar sobre las cosas más malas de la esencia humana", agrega. Al final, como todo lo religioso, lo que mueve el mundo de la umbanda es la fe. Pi Hugarte lo piensa: "Si uno está convencido de que le va a ir bien, seguramente le irá".

El largo camino para ser pae

Transformarse en pae o mae de santo no es fácil, "salvo si se tiene mucho dinero", asegura el pae Claudio de Bará. Para él, el camino le significó 21 años de rituales y "obligaciones". Todo comienza cuando el fiel se transforma en "hijo de religión", o sea, participa de la actividad de algún templo. Allí, el jefe le dirá cuál es su orixá-guía. Se supone que cada ser humano nace con uno del repertorio de más de 600, aunque los invocados en Uruguay llegan a la veintena. En el caso de Claudio, su orixá resultó ser Bará y de ahí su apellido para el culto. Otros son Xangó, Oxum u Omulú. Cada uno tiene sus preferencias y características que el fiel deberá seguir.

Luego, se hace el "lavado de cabeza", que es el rito de iniciación. Consiste en vertir combinados de agua con hierbas y a veces, se emplea sangre de animal. Otro paso es convertirse en medium, es decir, tener la capacidad de incorporar algún espíritu, lo que no ocurre con "el primer intento", según dice el pae Fabricio, de 20 años.
El proceso es también muy costoso y los rituales deben ser pagados por el mismo interesado: "mi última obligación me costó 100.000 pesos; no sé de dónde los saqué", asegura Claudio de Bará. Hay que comprar las ofrendas y los animales a faenar, pagar al tamborero (que pone la música), y el banquete final de cada rito. Además, una vez fundada una nueva "casa de religión" a cargo del flamante pae o mae, deben conseguirse las imágenes, las ropas y demás accesorios. El camino recién termina cuando el pae hace "hijos".

El antropólogo Renzo Pi Hugarte, que ha estudiado la umbanda desde 1985, compara la "carrera" religiosa en umbanda con el carnaval de Rio de Janeiro, que "ahorran todo el año para comprarse el mejor disfraz. Aquí también, pagan lo que no tienen por los atuendos, las imágenes". El antrópologo considera también que son muy comunes las "críticas" entre paes. "Compiten mucho por los hijos y es muy frecuente eso de que unos hablan mal de los otros, pero no pasa del chisme, la sangre nunca ha llegado al río", comenta.

¿Qué significa cada ofrenda a los orixás?


Maíz. Es común que en la calle aparezcan ofrendas con pororó y otros alimentos. Según la creencia de la umbanda, esto es símbolo de abundancia y prosperidad por lo que implica que se pidiendo eso para alguien de la zona o para el mismo que ofrenda. Los lunes, en general, las casas de religión suelen colocar ofrendas así en las esquinas para pedir abundancia de alimento en la semana.


Perfume. Es una de las ofrendas más comunes para Iemanjá, equiparada a la virgen de los navegantes del cristianismo. Además: flores, cadenitas, broches y otros accesorios femeninos.


Alcohol & tabaco. Muchos orixás y también los espíritus que dicen incorporar los fieles, gustan de las bebidas alcohólicas y de los cigarrillos. Otras drogas, en cambio, no son ofrendadas.


Animales. Por lo general, los animales que más se sacrifican son aves, y sobre todo gallinas. Si es roja, es una ofrenda a Exú, de Kimbanda. También se pueden faenar ovejas o chanchos y lo que se emplea en los rituales es la sangre. El resto por lo general se come.

Pentecostales, son los enemigos eternos

Los credos evangélicos de la rama pentecostal están enfrascados en una batalla con los culto afroumbandistas. En los programas de televisión y radio de la madrugada, por ejemplo, los "pastores" lanzan duras críticas en contra de los "trabajos" o la "macumba".

El antropólogo Renzo Pi Hugarte considera que este enfrentamiento tiene raíz en que "se disputan el mismo mercado de fieles". Además, señala otras similitudes. Los pentecostales también practican el espiritismo pues es posible "recibir" al "espíritu santo" o estar "poseído" por el diablo. A la vez, hay presencia de la magia, pues se supone que con el "jabón de la descarga", el manto, el perfume o lo que sea, se puede conseguir el bienestar. "Además, en ambos importa mucho el dinero. Cuanto más grande es lo que se le pide al espíritu santo, más plata hay que poner", asegura el antropólogo.

Fuente: http://imagenes.blogdiario.com/1202729640/

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